"LA UNIDAD PERSONAL DEL INDIVIDUO" ES UNA BREVE REFLEXIÓN COMPARTIDA EN UNA VIGILIA EUCARÍSTICA EN LA PARROQUIA SANTA TERESA DE JESÚS DE GUAYAQUIL. SU INTENCIÓN FUE DAR CONCIENCIA A LOS PRESENTES DE LA IMPORTANCIA QUE TIENE LA UNIDAD PERSONAL EN NUESTRAS VIDAS. UNA UNIDAD QUE POR LO GENERAL ES DESATENDIDA Y QUE SE CONVIERTE EN UNA DE LAS PRINCIPALES CAUSAS DE LA INFELICIDAD EN LA VIDA DE LAS PERSONAS. ES UNA BREVE INTERVENCIÓN QUE SIRVE DE ABRE BOCA A UN TEMA POR DEMÁS CRUCIAL EN LA VIDA PERSONAL.
El ser humano es un ser complejo. Nada predecible, nada estático. Los factores internos y externos, así como también su historia o camino recorrido, van influyendo en sus pensamientos, sentimientos, seguridad y disposición: hasta el punto de volverlo una persona diferente. Pero ante esto cabe la pregunta: ¿diferente en qué?
El ser humano es un ser complejo. Nada predecible, nada estático. Los factores internos y externos, así como también su historia o camino recorrido, van influyendo en sus pensamientos, sentimientos, seguridad y disposición: hasta el punto de volverlo una persona diferente. Pero ante esto cabe la pregunta: ¿diferente en qué?
Una persona el
día de mañana podría ser diferente en su
mente: alguien con un mayor conocimiento, que goza de mayor comprensión de
las cosas. También podría ser diferente
en su cuerpo: alguien más saludable, físicamente más fuerte o que goza de
una mejor situación económica. Podría ser distinto en su corazón: una persona más conocida y relacionada,
lleno de amigos y gente que lo sigue, más astuta. Finalmente podría ser diferente en su espíritu: alguien más
entregada a Dios, más creyente, más servidor
Estos diferentes
cambios que puede experimentar el ser humano, hace que sea importante hablar de
la unidad personal. La unidad personal
se manifiesta en reconocer que el ser
humano es un ser formado por cuerpo, mente, corazón y espíritu que sigue unos principios constitutivos, naturales e inalienables. No es un
ser que solo tiene mente, o que sólo tiene cuerpo, o que sólo tiene corazón, o
que sólo tiene espíritu. Ni tampoco un ser que vive alejado de los principios naturales. Tiene los cuatro aspectos unidos de forma indivisible
y que actúan de una forma interrelacionada, siempre regidos bajo principios naturales.
Si una persona se dedica solo a uno de los cuatro aspectos, desatiendo los otros tres, vivirá en total desequilibrio. Es el caso de la persona que por ejemplo solo vive para el trabajo o para el dinero. Su futuro seguramente será muy próspero, tendrá una bonita casa, un bonito auto, pero con seguridad carecerá de una bonita familia, sus amigos serán casi contados, y sus acciones serán dirigidas por un corazón frío e interesado. Lo mismo pasa con aquella persona que vive en función de las circunstancias, su vida carecerá de propósito y seguirá en función de un vaivén que le propiciará infelicidad e intranquilidad.
La unidad personal
empuja a la persona a crecer en los cuatro aspectos en función de sus principios constitutivos, pero también da a conocer
que dentro de esos cuatro aspectos el
más importante y el que dirige a todos los demás es el espíritu. Porque en
el espíritu está nuestra conciencia. Y
es la conciencia la rectora de todo. Es la que nos acerca a nuestros principios y dispone a nuestra mente a
discernir entre lo bueno y lo malo y querer aprender siempre lo correcto. Es la
que también purifica nuestro cuerpo y lo aparta de los sentimientos o actitudes
que sólo buscan el placer. Es la que dirige nuestro corazón, para que pueda
vivir un amor libre, sin atadura ni apegos.
La conciencia es el punto de contacto con Dios, la casa del Espíritu Santo y morada de Jesús: “Porque ésta
es nuestra gloria: el testimonio de nuestra conciencia, de que nos hemos
comportado en el mundo, y especialmente entre vosotros, con la santidad y
sinceridad que vienen de Dios, no con sabiduría carnal sino con la gracia de
Dios”. (2 Cor. 1, 12).
Así, sea o no una persona creyente, la conciencia es la que al final permite que la unidad personal sea posible. Siendo el vínculo rector de los distintos aspectos que conforman al individuo con los principios que lo constituye.
Así, sea o no una persona creyente, la conciencia es la que al final permite que la unidad personal sea posible. Siendo el vínculo rector de los distintos aspectos que conforman al individuo con los principios que lo constituye.
Una vida regida bajo principios es una vida completa, que goza de una seguridad interna capaz de soportar cualquier inestabilidad proveniente del exterior.
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