CASA DE LIDI |
Casa de Lidi es una vivienda colaborativa que destina sus
instalaciones para realizar actividades que promuevan la recreación, el
encuentro personal con Dios, el desarrollo integral de las personas, la
transformación interior de las empresas, y el servicio comunitario.
Siendo fiel al concepto de casas colaborativas se busca usar de forma real, eficiente y sostenible cada espacio útil, con la finalidad de crear una comunidad de personas que provoquen un ambiente positivo que mejore la calidad de vida de su alrededor.
HISTORIA
Casa de Lidi es el hogar de Xavier Macero Carrasco y Geovanna
Torres Franco. Lleva ese nombre en memoria de Lidia Carrasco Chávez, mamá de
Xavier Macero. Trabajadora Social de profesión, profesora de la Universidad
Laica y mujer emprendedora de vocación, le gustaba mucho servir a los más
pobres. La familia y seres queridos siempre usaban el nombre de Lidi para referirse a ella
cariñosamente.
XAVIER y LIDI |
Xavier
representa la tercera generación de la familia Carrasco, una familia
proveniente de la ciudad de Riobamba, conformada en su primera generación por Luis Carrasco y Juana Chávez. Ellos fueron comerciantes, mayoristas de frutas y
verduras en el antiguo mercado Pedro Pablo Gómez de Guayaquil. Sus hijas fueron
Piedad, Marina y Lidia Carrasco Chávez.
En
mayo de 1967 Piedad compró dos terrenos en una lotización ubicado en la antigua
hacienda de Mapasingue. Ella fue a vivir al lugar junto a sus hijos. El sitio
estaba prácticamente deshabitado, lleno de monte y manglar. Por ese tiempo cada
uno de los terrenos se rellenaba con lo que se podía, pues el lodo era muy
denso y casi no se contaba con servicios básicos.
Luis Carrasco al poco tiempo acompañó a su hija a vivir en el terreno adquirido. Ambos instalaron unas mesas de billares en el lugar. Fue un lugar muy concurrido por los vecinos. Con el paso del tiempo el negocio de los billares fue decayendo. Al percatarse de la situación, vieron la oportunidad de instalar un soda bar con juegos de futbolín. Los batidos y tostadas que se vendían fueron una predilección. Piedad era conocida como la Sra. Piedad.
Los años pasaron y el lugar iba progresando paulatinamente. Los servicios básicos llegaron, el municipio rellenó las calles y la población aumentó. Los terrenos de la familia se mantuvieron unidos, no hubo una pared que dividiera la propiedad de Piedad y Héctor, lo cual permitió crear un complejo familiar muy amplio lleno de árboles de mangos y mucha vida.
Los terrenos se usaron principalmente para unir a la familia a través de reuniones. En los recuerdos de la familia siempre está presente la fritada, humitas, caldo de salchicha, fanesca, o la colada morada que Marina y Piedad hacían en fechas espaciales como el Día del Padre, Día de la madre, Semana Santa, un cumpleaños o por cualquier pretexto que se les ocurriese. Lo importante siempre fue compartir y fomentar el cariño, respeto, amor, consideración y unión entre todos. Héctor y Marina tuvieron 3 hijos: Cecilia, Mercy y Ramiro.
Luis Carrasco, al ver que el lugar servía de unión para sus dos hijas: Piedad y Marina, quiso que su tercera hija también tuviese un espacio dentro de todo ese complejo familiar. Así que pidió a su hija Piedad que vendiera una parte de su terreno a su hermana Lidia. Ella aceptó y se construyó una casa en la parte de atrás de su terreno grande. De esta forma, cada una de las tres hermanas tenían propiedad dentro del conjunto familiar conformado y el sueño de Don Luis de tener un lugar donde las tres hermanas puedan vivir y estar unidas pudo ser cumplido. Este sueño fue el principio de vida de las tres hermanas, quienes a lo largo de su vida inculcaron a todos sus hijos mantener la unión, ayuda y cordialidad entre todos los primos.
Luis Carrasco al poco tiempo acompañó a su hija a vivir en el terreno adquirido. Ambos instalaron unas mesas de billares en el lugar. Fue un lugar muy concurrido por los vecinos. Con el paso del tiempo el negocio de los billares fue decayendo. Al percatarse de la situación, vieron la oportunidad de instalar un soda bar con juegos de futbolín. Los batidos y tostadas que se vendían fueron una predilección. Piedad era conocida como la Sra. Piedad.
La
vida por ese tiempo fue muy dura, pues todo quedaba lejos y las vías de acceso
a penas se estaban construyendo, sin embargo la fe en Dios, la constancia, el
trabajo duro y la cordialidad con los vecinos permitieron salir adelante. El
servicio que se hacía a través de los negocios permitió tener el aprecio de
todos. Piedad se casó con Alonso Calero. Tuvieron 4 hijos: Patricia, Mayra,
Azucena y Alonso Calero Carrasco.
Al
poco tiempo de comprar Piedad sus terrenos, el esposo de su hermana Marina,
Héctor Sandoval, compró un terreno contiguo con las mismas dimensiones del
terreno grande de Piedad. Para Marina y Héctor el lugar fue considerado como un
lugar de descanso, pues su hogar lo tenían en la ciudadela Nueva Kennedy. Amante
de las plantas sembró mangos y cocos a lo largo de su terreno. La vegetación
preponderante y la tranquilidad que se percibía fue lo que más valoraron. Los
moradores de Mapasingue conocían a Marina como la Sra. Marina, y a Héctor como
Don Héctor.LA FAMILIA |
Los años pasaron y el lugar iba progresando paulatinamente. Los servicios básicos llegaron, el municipio rellenó las calles y la población aumentó. Los terrenos de la familia se mantuvieron unidos, no hubo una pared que dividiera la propiedad de Piedad y Héctor, lo cual permitió crear un complejo familiar muy amplio lleno de árboles de mangos y mucha vida.
Los terrenos se usaron principalmente para unir a la familia a través de reuniones. En los recuerdos de la familia siempre está presente la fritada, humitas, caldo de salchicha, fanesca, o la colada morada que Marina y Piedad hacían en fechas espaciales como el Día del Padre, Día de la madre, Semana Santa, un cumpleaños o por cualquier pretexto que se les ocurriese. Lo importante siempre fue compartir y fomentar el cariño, respeto, amor, consideración y unión entre todos. Héctor y Marina tuvieron 3 hijos: Cecilia, Mercy y Ramiro.
LA FRITADA |
Luis Carrasco, al ver que el lugar servía de unión para sus dos hijas: Piedad y Marina, quiso que su tercera hija también tuviese un espacio dentro de todo ese complejo familiar. Así que pidió a su hija Piedad que vendiera una parte de su terreno a su hermana Lidia. Ella aceptó y se construyó una casa en la parte de atrás de su terreno grande. De esta forma, cada una de las tres hermanas tenían propiedad dentro del conjunto familiar conformado y el sueño de Don Luis de tener un lugar donde las tres hermanas puedan vivir y estar unidas pudo ser cumplido. Este sueño fue el principio de vida de las tres hermanas, quienes a lo largo de su vida inculcaron a todos sus hijos mantener la unión, ayuda y cordialidad entre todos los primos.
Los
años pasaron y Cecilia, la hija mayor de Marina, creció. Ella se graduó de
médico y se casó con William Oliveros. Marina junto a Héctor buscaron la forma
de que tanto Ceci como William puedan ejercer su profesión de forma privada.
Viendo la amplitud del terreno en Mapasingue decidieron construir un pequeño
consultorio en el lugar. Marina decidió hacerlo del lado del terreno de su
hermana. En 1985 se construyó un pequeño consultorio con una pequeña farmacia.
William atendía a los pacientes enfermos y Cecilia se encargaba de vender los
medicamentos. El lugar tuvo mucha aceptación y las personas concurrían con
confianza. Sin embargo, al cabo de poco tiempo William y Cecilia tuvieron que
dejar el consultorio, pues se les presentó la oportunidad de especializarse en
Argentina. El negocio fue vendido a Patricia, quien se lo dejó a su mamá Piedad
para que continuara con la atención.
La
farmacia de Piedad se llamó Para Todos.
Fue muy próspera. Se convirtió en un lugar de encuentro obligado para los
moradores de Mapasingue Oeste, pues ahí podían encontrar de todo: medicamentos,
artículos de bazar y alquiler de teléfono fijo. La enorme concurrencia hizo que
Piedad fuera conocida por todo el sector como la “doctorita”. Los clientes iban
con fe a la farmacia porque sabían que ahí podían encontrar remedio para sus
dolencias.
La
farmacia sirvió además de centro de reunión para la organización de otras
iniciativas. Una de ellas fue el club de “Unión de Barrios Asociados” (UBA). Un
club que tenía como objetivo unir a los vecinos y animarlos para realizar
mingas, campeonatos y fiestas en las celebraciones de Guayaquil en Julio y
Octubre.
En
1992, Lidia la hermana menor llegó a vivir con su hijo Xavier a la casa que
construyó junto a su papá Luis Carrasco en el terreno vendido por su hermana
Piedad. En un principio, a Lidia le costó mucho adaptarse al cambio que
implicaba vivir en Mapasingue, pues las costumbres y estilo de vida eran muy
diferentes al vivido junto a su hermana Marina.
Mapasingue
Oeste por esos años era un lugar no tan seguro. Las calles eran polvorientas. Había
servicios sanitarios, pero ningún servicio de transporte recorría por el lugar.
Se debía caminar un largo trecho para llegar a casa. No obstante, la compañía y
consejos que le transmitía su hermana Piedad hizo que Lidia se adaptara y
pudiera realizar su vida con normalidad.
En un inicio el trato que Lidia tenía con los vecinos era muy superficial, pues compartía con ellos en la medida que iban a la farmacia, lugar donde pasaba por las noches acompañando a su hermana Piedad. Con el tiempo Piedad animó a Lidia a abrir un Minimarket en uno de los locales que tenía disponible. Lidia aceptó y lo abrió en 1994. La experiencia le sirvió para conocer a la comunidad y ser identificada por ellos. El negocio duró sólo 2 años porque el trabajo resultó ser extenuante e iba teniendo repercusiones en la salud de ella.
A Piedad le gustaba mucho la tradición de los nacimientos. Cada año, en las vísperas de Navidad, armaba un nacimiento muy grande al pie de la farmacia. Lo hacía con la intención de enseñar a los niños la alegría que representaba el nacimiento del Niño Jesús.
Desde 1990 tuvo la iniciativa de reunir 10 niños y realizar las posadas durante los nueve días previos al nacimiento de Jesús. Lidia al ver esa iniciativa se unió junto a su hermana. Ella sugirió que en lugar de rezar las posadas en la farmacia, lo hicieran en cada una de las casas que estaban en el complejo familiar, de tal manera que los niños un día pidieran posada y rezaran la novena en casa de Piedad y otro día lo hicieran en casa de Lidi. Piedad aceptó y con los años se convirtió en una tradición a la que se unieron las familias que alquilaban las dos casas construidas en el terreno de Marina. La tradición de las posadas se mantiene en la actualidad donde cerca de 60 niños del sector viven la experiencia de la Novena Navideña.
En un inicio el trato que Lidia tenía con los vecinos era muy superficial, pues compartía con ellos en la medida que iban a la farmacia, lugar donde pasaba por las noches acompañando a su hermana Piedad. Con el tiempo Piedad animó a Lidia a abrir un Minimarket en uno de los locales que tenía disponible. Lidia aceptó y lo abrió en 1994. La experiencia le sirvió para conocer a la comunidad y ser identificada por ellos. El negocio duró sólo 2 años porque el trabajo resultó ser extenuante e iba teniendo repercusiones en la salud de ella.
A Piedad le gustaba mucho la tradición de los nacimientos. Cada año, en las vísperas de Navidad, armaba un nacimiento muy grande al pie de la farmacia. Lo hacía con la intención de enseñar a los niños la alegría que representaba el nacimiento del Niño Jesús.
Desde 1990 tuvo la iniciativa de reunir 10 niños y realizar las posadas durante los nueve días previos al nacimiento de Jesús. Lidia al ver esa iniciativa se unió junto a su hermana. Ella sugirió que en lugar de rezar las posadas en la farmacia, lo hicieran en cada una de las casas que estaban en el complejo familiar, de tal manera que los niños un día pidieran posada y rezaran la novena en casa de Piedad y otro día lo hicieran en casa de Lidi. Piedad aceptó y con los años se convirtió en una tradición a la que se unieron las familias que alquilaban las dos casas construidas en el terreno de Marina. La tradición de las posadas se mantiene en la actualidad donde cerca de 60 niños del sector viven la experiencia de la Novena Navideña.
LA NOVENA NAVIDEÑA |
La
farmacia cerró sus puertas en 1999. Tras el cierre hubo un tiempo donde los
negocios por el lado de Piedad cesaron. La crisis que el Ecuador vivía por ese
tiempo contribuyó a esa realidad. Los hijos de Piedad, excepto Mirian,
hicieron su vida fuera del barrio. Todos asistieron a la universidad y se
casaron. Azucena se quedó viviendo en Mapasingue junto a su esposo y dos hijas:
Azucena y Cinthia Caicer Calero. Mirian era conocida en el
barrio como la Sra. Cheny. Ella vivía del alquiler de los locales.
Ramiro, hijo menor de Marina decidió emprender en el lugar. En el 2000 abrió un negocio de videojuegos en uno de los locales que se adecuó en el lado de sus padres. La iniciativa tuvo aceptación pero sólo duró cerca de 1 año.
Ramiro, hijo menor de Marina decidió emprender en el lugar. En el 2000 abrió un negocio de videojuegos en uno de los locales que se adecuó en el lado de sus padres. La iniciativa tuvo aceptación pero sólo duró cerca de 1 año.
Piedad
falleció el 25 de noviembre del 2002. Fue un suceso sentido por muchas familias
del sector, pues el cariño que le tenían a “Mama Pía” era inmenso. Sus
consejos, su compañía y su ayuda hicieron que muchos jóvenes del lugar puedan tener
una vida sana y alcanzar negocios propios, convirtiéndose en personas de bien
para el barrio.
Lidia
continuó viviendo en su casa junto a Xavier, quien para el 2002 ya se había
graduado del colegio Javier y cursaba el segundo año de Ingeniería Comercial en
la ESPOL.
La vida transcurría. Lidia en su tiempo libre pasaba muchos momentos junto a su sobrina Mirian. Entre ambas hubo mucha cercanía. Y siempre se ayudaban mutuamente ante cualquier necesidad que se presentase.
En el 2004, Marina junto a su hija Mercy deciden abrir un asadero de pollos en Mapasingue. El local se construyó junto al antiguo local de videojuegos que tuvo Ramiro. Ese mismo año, el local vacío de videojuegos fue alquilado a Alcides Marcillo. Él se dedicó al negocio de encebollados. Mercy mantuvo el negocio del asadero hasta mediados del 2006. Luego fue alquilado, pero no prosperó y se cerró a finales de ese mismo año. Después de dos años el local de asadero fue nuevamente abierto por Alcides Marcillo, quien con el paso del tiempo compró toda la propiedad de Marina.
La vida transcurría. Lidia en su tiempo libre pasaba muchos momentos junto a su sobrina Mirian. Entre ambas hubo mucha cercanía. Y siempre se ayudaban mutuamente ante cualquier necesidad que se presentase.
En el 2004, Marina junto a su hija Mercy deciden abrir un asadero de pollos en Mapasingue. El local se construyó junto al antiguo local de videojuegos que tuvo Ramiro. Ese mismo año, el local vacío de videojuegos fue alquilado a Alcides Marcillo. Él se dedicó al negocio de encebollados. Mercy mantuvo el negocio del asadero hasta mediados del 2006. Luego fue alquilado, pero no prosperó y se cerró a finales de ese mismo año. Después de dos años el local de asadero fue nuevamente abierto por Alcides Marcillo, quien con el paso del tiempo compró toda la propiedad de Marina.
Xavier,
el hijo de Lidia, fue un muy buen alumno en la universidad. Estudió becado toda
su carrera por su excelente rendimiento académico. Se graduó como mejor
estudiante de Ingeniería Comercial en el 2004. Su historia de vida universitaria
fue plasmada en una página web que puso a concursar en la IV Campaña de Valores
Ecuador Triunfador de Premios NOBIS. El ejemplo de vida mostrado, los
reconocimientos alcanzados y la referencia de los profesores sirvieron para
ganar la categoría de Trabajo Tenaz. Este premio convenció a los directivos de
la ESPOL de ese entonces a otorgarle una beca de estudios para cursar el Máster
de Gobierno y Cultura de las Organizaciones en la Universidad de Navarra en
Pamplona, España.
Graduado como Máster en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Xavier empezó a trabajar en la ESPOL como profesor desde octubre de 2005. En el 2006 ingresó a trabajar en la Universal. Ahí encontró su amor por el chocolate.
El tiempo había pasado y Mapasingue Oeste, pese a seguir siendo un barrio popular, había progresado, el lugar se tornó céntrico, de fácil acceso, y cerca de las mejores escuelas, colegios y universidades de la ciudad. La seguridad mejoró, las vías de acceso ya fueron pavimentadas y el servicio de transporte ya pasaba por el lugar. El gasto de vida era muy bajo y se veía perspectivas de progreso.
Viendo esto, Lidia junto a Xavier tomaron la decisión de quedarse. Entre ambos se estableció el compromiso de saldar sus deudas y empezar la reconstrucción de su casa de forma paulatina. Su propósito fue comprar la parte del terreno de Piedad que tras su muerte fue heredado a sus hijos.
Lidia fue una mujer muy luchadora, de corazón bueno y muy apegada a su familia. Tenía la costumbre de cada fin de semana visitarlos para saber cómo les estaba yendo. Visitaba mucho a su hermana Marina en su casa junto a su sobrina Mercy, así como también a su sobrina Patricia. En cada reunión familiar se esmeraba por hacer sentir bien a todos, incluir a quienes de cierta forma se habían apartado y mediar entre cualquier resentimiento que pueda haber con algún miembro. Persona divertida que tenía siempre una palabra de aliento, gustaba mucho compartir celebraciones y mantener su espíritu alegre. Amable en el trato, siempre cuidaba de dar la mayor calidez a toda persona que la visitaba.
PREMIACIÓN EN CAMPAÑA ECUADOR TRIUNFADOR |
Graduado como Máster en Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Xavier empezó a trabajar en la ESPOL como profesor desde octubre de 2005. En el 2006 ingresó a trabajar en la Universal. Ahí encontró su amor por el chocolate.
El tiempo había pasado y Mapasingue Oeste, pese a seguir siendo un barrio popular, había progresado, el lugar se tornó céntrico, de fácil acceso, y cerca de las mejores escuelas, colegios y universidades de la ciudad. La seguridad mejoró, las vías de acceso ya fueron pavimentadas y el servicio de transporte ya pasaba por el lugar. El gasto de vida era muy bajo y se veía perspectivas de progreso.
Viendo esto, Lidia junto a Xavier tomaron la decisión de quedarse. Entre ambos se estableció el compromiso de saldar sus deudas y empezar la reconstrucción de su casa de forma paulatina. Su propósito fue comprar la parte del terreno de Piedad que tras su muerte fue heredado a sus hijos.
Lidia fue una mujer muy luchadora, de corazón bueno y muy apegada a su familia. Tenía la costumbre de cada fin de semana visitarlos para saber cómo les estaba yendo. Visitaba mucho a su hermana Marina en su casa junto a su sobrina Mercy, así como también a su sobrina Patricia. En cada reunión familiar se esmeraba por hacer sentir bien a todos, incluir a quienes de cierta forma se habían apartado y mediar entre cualquier resentimiento que pueda haber con algún miembro. Persona divertida que tenía siempre una palabra de aliento, gustaba mucho compartir celebraciones y mantener su espíritu alegre. Amable en el trato, siempre cuidaba de dar la mayor calidez a toda persona que la visitaba.
No
obstante, su vida no fue de color de rosas. Sus luchas personales, desilusiones
y sufrimiento provocaron que su corazón se vacíe en un momento de su vida.
Ciertamente el compartir familiar le ayudaba a revitalizarse, pero un
sentimiento de vacío siempre quedaba. Fue entonces cuando el toque de Dios
llegó a su vida.
En
el 2005 por cosas del destino conoce el grupo de oración del Corazón de Jesús
en la Iglesia de la Merced. Su encuentro con Dios a través de ellos fue
profundo. La fe en Lidia fue creciendo y de a poco su devoción al Corazón de
Jesús se hacía más presente. Participó de las procesiones y no dejó de estar en
cualquier acto espiritual que ahí se organice.
En
el 2010, Mirian con ayuda de su hermana Patricia instalaron una lavandería en
el antiguo local de la Farmacia Para Todos. El local había sido readecuado por
Patricia con la intención de abrir un bar – discoteca, un negocio que nunca se
llevó a cabo. La lavandería se llamaba Trapitos y tuvo aceptación en el lugar.
En él trabajaba Mirian junto a sus dos hijas. Estuvo abierto hasta el 2014.
LIDIA JUNTO AL CORAZÓN DE JESÚS |
En
la iglesia Santa Teresa de Jesús de Mapasingue Oeste conoce a Zulemita. Señora
mayor, que había dedicado muchos años a servir en la parroquia. Zulemita era la
única Ministro de la Comunión que por ese tiempo existía. Ella incentivó a
Lidia a ser Ministro de la comunión para tratar de servir más de cerca a Dios.
Por ese tiempo el Padre Henry Gallardo ingresaba como sacerdote en la
parroquia.
El padre Henry animoso con las tareas pastorales, pidió a los miembros de los grupos escoger casas de dimensiones grandes donde se pueda realizar misas campales para los fieles de la parroquia. Dentro de esas casas, se escoge la casa de la familia.
El padre Henry animoso con las tareas pastorales, pidió a los miembros de los grupos escoger casas de dimensiones grandes donde se pueda realizar misas campales para los fieles de la parroquia. Dentro de esas casas, se escoge la casa de la familia.
Lidia
con ayuda de su sobrina Mirian organizaron toda la logística de la misa.
Luces, sillas, sonido, todo quedó listo para el evento. A la misa asistieron
más de 100 personas. El padre bendijo el lugar y a la familia; y animó a Lidia
a que sea parte de los grupos pastorales, y sirva directamente en las tareas
que ahí se realicen.
La
misa representó el primer acto litúrgico hecho en la casa y el inicio de un
trabajo pastoral que emprendería Lidia de forma sigilosa. Fue una labor que
ciertamente compartió dentro de la familia, pero que nunca fue comprendida su
magnitud.
Por
ese tiempo el Padre Henry organizó en la parroquia la conformación de grupos de
oración que llevaran la devoción del rosario a las familias del sector durante
los meses de mayo y junio a favor de María y el Sagrado Corazón de Jesús. En
uno de los grupos participó Lidia. El grupo de oración persistió con el tiempo.
Los integrantes siempre reconocieron el liderazgo, la perseverancia y devoción
de ella. Para ellos, ella sigue siendo su líder y dado el cariño que le
tuvieron en la actualidad se reconocen como el “Grupo de Oración de la Sra.
Lidia”. Su tarea pastoral es muy valorada dentro de los habitantes de
Mapasingue Oeste.
GRUPO DE ORACIÓN SRA LIDIA |
La
vida espiritual y de servicio pastoral iba creciendo con el tiempo en Lidia. En
la parroquia Santa Teresa de Jesús se preparó como Ministro de la Comunión. Una
vez a la semana tenía la tarea de recibir a Cristo eucaristía y llevarlo a
varios enfermitos de la comunidad, que por la gravedad de sus dolencias no
podían ir a la Iglesia a recibir la Santa eucaristía.
En
la Iglesia participaba de la organización de bingos, verbenas y demás eventos.
Motivaba a las personas a colaborar y a que asistan con alegría. Si veía que
algo no era correcto dejaba de participar y se hacía a un lado. Nunca faltó el
respeto a nadie y siempre ponía en raya a cualquier irrespetuoso que quisiera
sobrepasarse con ella.
LIDIA JUNTO A SUS HERMANOS DE SERVICIO |
Lidia
siempre intentó transmitir el amor a Dios a su familia de manera sutil. Si
alguien estaba enfermo, organizaba rosarios para pedir por su salud. Cuando
daba un consejo personal invitaba siempre a que se acerquen a Dios. O en
tiempos de navidad invitaba a tener un recogimiento espiritual sea a través de
la oración o incentivando las posadas familiares.
El
25 de junio de 2014 Lidia se entera de una noticia muy dolorosa: los doctores
le habían detectado cáncer al cuello uterino. Fue una noticia muy calamitosa
que cuestionó mucho su ser. Se preguntaba constantemente cómo si sirviendo a
Dios, estando entregada a su amor y siendo buena en ayudar a quien más lo
necesita le pudo pasar eso. Fue un completo balde de agua fría que estremeció
rotundamente la vida de Lidia.
En
medio de su angustia y desolación, un día fue a la Catedral de Guayaquil a orar
al Señor y pedir por su sanación. En ese lugar conoció a una monjita a quien le
compartió su dolor. Ella le sugirió orar el Rosario a la Preciosa Sangre de
Jesucristo, por el enorme poder de sanación que tiene cuando se lo hace con fe.
Desde ese momento se interesó por el rosario y tomó la devoción de orarlo cada
25 de cada mes junto a sus amigas más cercanas.
Con
el tiempo la gracia de Dios llenó de paz a Lidia. Comprendió que la voluntad de
Dios va más allá del querer humano, y que si su enfermedad había aparecido
tenía un significado que quizá en el momento no podía comprender. Su amor a
Dios incrementó y cada día de su vida lo empezaba orando a Jesús, agradeciendo
por un día más de vida. Ofrecía su tiempo a servirlo más y se comprometía a acompañarlo
en oración en el Santísimo, una hora cada día.
El
servicio pastoral nunca cesó, más bien tras la noticia de su cáncer aumentó. El
nuevo padre de la parroquia Santa Teresa de Jesús, Padre Colin MacInnes,
reconoció el espíritu de Lidia, su actitud de servicio y total entrega a Dios.
Él le confío la responsabilidad de la coordinación del grupo de Solidaridad.
GRUPO DE SOLIDARIDAD |
Solidaridad
fue el proyecto insigne en la labor pastoral del Padre Colin. Consistió en
organizar pequeños grupos encargados de recorrer víveres en las casas del
sector, concentrarlos en la iglesia y ahí clasificarlos para armar fundas que
iban a ser entregados a las familias más pobres de Mapasingue Oeste. La clasificación
y entrega a las familias pobres se hacía los sábados y la recolección se hacía
por sectores una vez a la semana. La selección de las familias beneficiadas la
hizo el Padre Colin con ayuda de Lidia.
SOLIDARIDAD EN LA DESPEDIDA DEL PADRE COLIN |
La
vida de servicio de Lidia transcurría mientras Xavier poco a poco readecuaba la
casa. Gracias a su trabajo de consultor pudo comprar el terreno que los hijos
de Piedad heredaron. Las adecuaciones de la casa empezaron desde el 2010 y
continuaban mientras la vida transcurría.
El
servicio que Lidia realizaba no solo lo hizo con la Iglesia. En su casa también
organizó espacios de oración y junto a su grupo de Oración, que para ese
entonces ya no era parte de los grupos pastorales, transmitían la devoción del
rosario a las familias del sector de forma independiente. Los integrantes del
grupo de oración se convirtieron en los amigos más íntimos que Lidia tuvo en el
sector. Con ellos celebraba su cumpleaños en casa y realizaba las fiestas del
amigo secreto por Navidad. Esta tarea laical que lo hacía a título personal
hizo que naciera en ella el deseo de destinar su casa para el servicio de los
demás.
El
Padre Colin conoció al hijo de Lidia, Xavier. Él respetó mucho al Padre, pues
veía su completa entrega al servicio de la parroquia. El Padre Colin gozaba de
una gran reputación por su labor misionera hecha en el Ecuador, pero en la
parroquia nunca se la conoció, sino hasta que llegó el momento de su despedida.
Ya mayor de edad, tenía problemas físicos en su cadera que le impedía caminar
con soltura, pero que a pesar de eso nunca claudicó en su tarea misionera y dio
ejemplo de servicio a Dios y al más necesitado.
XAVIER JUNTO AL PADRE COLIN MACINNES |
El
Padre Colin aparece en la vida de Xavier cuando él cursaba el segundo año del
programa de espiritualidad MAGIS V. MAGIS es un programa de formación
espiritualidad que la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) abre a sus miembros a
lo largo de toda américa latina. En ese año se estudiaba la historia de la vida
de la iglesia.
Xavier
participó de la vida pastoral de la Parroquia Santa Teresa de Jesús mientras el
Padre Colin estuvo. Primero como catequista y luego como Vicepresidente
Parroquial. Pudo ver el enorme trabajo que su madre hacía y la inmensa
consideración que todos la tenía. Las conversaciones que compartió con el Padre
Colin ayudaron mucho a madurar la comprensión de Xavier de lo que realmente es
la iglesia, de su servicio, los vicios presentes en la tarea pastoral, así como
sus oportunidades de mejora. Entendió que el servicio transciende todo deseo
personal y que para que sea efectivo debe ser desinteresado, sostenible y muy
apegado a las necesidades reales de la persona a que va.
Tras
el periodo de servicio compartido con su hijo Xavier junto al Padre Colin,
Lidia recae en su salud, falleciendo el 31 de octubre de 2017. La noticia
conmocionó a todos. Pero su recuerdo, ejemplo de vida y legado quedan presente
en la mente de quienes la conocieron. En su entierro asistieron muchas
personas, fue algo multitudinario. La Iglesia Santa Teresa de Jesús se hizo
presente despidiendo a una de sus servidoras más querida.
Tras
la muerte de Lidia, Xavier mantuvo el compromiso de terminar la casa y
convertirla en un lugar de servicio.
Es así como se da inicio a Casa de Lidi, un proyecto empresarial con enfoque social. Su implantación busca recoger la vida de trabajo, esfuerzo y servicio que la familia Carrasco, por medio de Piedad y Lidia, brindaron al sector de Mapasingue Oeste. Una vida donde el amor a Dios, respeto a la naturaleza, el espíritu emprendedor, la actitud de servicio, la solidaridad y el empeño por el progreso ha sido la característica presente a lo largo de los años y es parte del espíritu de la familia.
Es así como se da inicio a Casa de Lidi, un proyecto empresarial con enfoque social. Su implantación busca recoger la vida de trabajo, esfuerzo y servicio que la familia Carrasco, por medio de Piedad y Lidia, brindaron al sector de Mapasingue Oeste. Una vida donde el amor a Dios, respeto a la naturaleza, el espíritu emprendedor, la actitud de servicio, la solidaridad y el empeño por el progreso ha sido la característica presente a lo largo de los años y es parte del espíritu de la familia.
CUARTA GENERACIÓN DE LA FAMILIA CARRASCO |
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